Paseando en Costa del Este encontramos este restaurante. Una entrada con dos leones en subida. Super buena la cazuela de Mariscos, muy abundante. Buena atención y tranquilo.
Restaurante especializado en comida alemana (pero tiene otras opciones más "porteñas"). El lugar es sencillo, más parecido a una fonda, con un lindo patio y las perras Greta y Frida andando por ahí. La comida es riquísima y la atención muy amena (sospechamos que el que nos atendió es el dueño / uno de los dueños). Es una picardía que no tuvieran cerveza artesanal o alguna cerveza alemana: sólo tenían Isenbeck y Warsteiner. Rescato especialmente la atención cálida y la sencillez del lugar. Pedimos una picada alemana y estuvo muy buena. Mientras esperábamos, nos sirvieron queso crema con ciboulette (o algo así) y unas empanaditas de copetín de carne. Me quedé con las ganas de pedir otras cosas como el goulash y la picada con jabalí y ciervo.
Nos atendió el dueño, fuimos a cenar una noche en la que casi no había lugares abiertos en Costa del Este. Eramos 5. Con toda paciencia nos preparó la comida, la cual resultó muy rica. Se nota la mano del dueño, y la calidez. Recomendable 100%.
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